Un fragmento sobre el desierto fue lo que llevé a mi primera cata.
Soy música y estudiante de musicología, así que encontrarme en la situación de compartir textos sonoros en un grupo, casi enteramente de desconocidos, fue una experiencia más que interesante.
Recuerdo que alguien empezó leyendo un cuento corto y luego otro participante lo siguió con un fragmento de una novela, para que luego otro siguiera con una poesía, y otro con dos cuentos cortos. Y así se fue sucediendo la tarde, no sólo entre palabras de Neruda, Cortázar, Sacheri, Gillespi, Calvino y muchos más, sino también entre lo sonoro de esas palabras de todos los que estábamos allí.
Así que, tras unos meses, le pregunté a Eitan si podía organizar una cata de libros para mi 26º cumpleaños e inaugurar mi nuevo hogar. Por suerte él estaba en Buenos Aires y la hicimos entre amigos, música y vinos en mi nueva casa. Todos llevaron sus textos con la consigna, previamente pedida por Eitan y totalmente desconocida por mí, de que estuvieran relacionados con algo sobre mi,
A todos los invitados los conozco hace muchos años y no hubo uno que no me sorprendiera. Todos leímos y fue fantástico encontrar nuevas palabras, nuevos tonos y otras dimensiones en todos ellos – y también de mis relaciones con ellos – entre Milan Kundera, Susan Sontag, de vuelta Italo Calvino, Iglesias Illa, Truman Capote, Andrés Neuman y más. Nos divertimos mucho, compartimos mucho y fueron excelentes regalos.
Hoy recuerdo con mucho cariño fragmentos de esa cata, que llevé a mi primera casa 🙂