Hemingway: Su bebida, el Mojito. Aunque la imagen de Hemingway se asocia con un montón de bebidas y hasta con todas ellas en general, el mojito es uno de sus favoritos, ya que fue inventado en La Bodeguita del Medio en La Habana, Cuba, donde la bebió en grandes cantidades. Y como él mismo dijo: «Beber es una forma de poner fin al día.»
Oscar Wilde: Su bebida, la absenta. Ya es famosa su cita sobre la época en que bebía en el Café Royal: «La primera fase es como beber normalmente, la segunda es cuando empiezas a ver cosas monstruosas y crueles, pero si se puede perseverar, llegarás a la tercera fase, en la que ves las cosas que quieres ver, todas maravillosas y curiosas.»
Charles Bukowsky: Su bebida, el calderero. Para los no iniciados, un calderero es un disparo de whisky acompañado de una cerveza, una bebida que, huelga decirlo, reúne una gran cantidad de alcohol. Y cómo él mismo afirmó: «Ese es el problema de la bebida, pensé mientras me servía una copa. Si te pasa algo malo, bebes para olvidar. Si te pasa algo bueno, bebes para celebrar. Y si no sucede nada, bebes para hacer que suceda».
Carson McCullers: Su bebida, el té caliente con jerez, que mantenía caliente en un termo. Ella lo llamaba «Sonnie boy» y lo bebía durante todo el día. “Nada es tan musical como el sonido del bourbon cayendo en el vaso en una mañana de domingo. Ni Bach ni Schubert, ni cualquiera de los maestros.”
Anne Sexton: Al parecer, después de sus clases de poesía en Boston, ella y Sylvia Plath salían disparadas al Ritz Carlton a tomarse unas cuantas rondas de martinis secos. Sexton se suicidó tomando licor con tranquilizantes, encerrada en su garage con el coche encendido. En su libro Transformations, escribió:
«Me recojo en fiestas y cócteles,
mientras en mi cabeza
me someto a cirugía a corazón abierto”
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